jueves, 29 de diciembre de 2016

América, América




La película está ambientada a principios del siglo XX y protagonizada por Stavros, un griego que vive de primera mano la opresión ejercida por los turcos sobre el pueblo armenio.
Stavros, que es enviado por su padre a Constantinopla, vive obsesionado con viajar a América para así lograr conseguir el sueño americano. Al igual que muchos otros jóvenes de la época, los ideales, los planes de futuro y la fuerza vital de su juventud le hacen soñar con la tierra de las oportunidades. Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, Europa fue escenario de una emigración masiva. Estados Unidos era el destino mayoritario de estos inmigrantes.
Consigue llegar a América y durante su estancia se da cuenta de que no es como se la había imaginado, ya que ve numerosos pueblos empobrecidos debido a la situación en la que se encontraba el país.
Stavros acaba siendo un mendigo por las calles de la capital y trabajando de forma precaria. Encuentra una vivienda en una de las zonas más pobres pero ésta se convierte en un lugar donde el ejército gubernamental se ensaña con la población por ser el vivero de revolucionarios. Gravemente herido por una de estas reyertas, Stavros completamente inconsciente, es apilado junto con varios cadáveres y llevado a sus familiares. Stavros está decepcionado con el sueño americano pero aún así le confiesa a su prometida sus intenciones de ahorrar para poder volver a los Estados Unidos.
Después de un tiempo consigue volver a América (aunque tuvo que superar diversos obstáculos como un romance que tuvo con una mujer casada y unas acusaciones que le hizo el esposo de ésta con el fin de que reportaran a Stavros). Finalmente, Stavros consigue hacerse pasar por un viejo conocido que se había suicidado y es entonces cuando empieza su sueño americano. Con el paso del tiempo Stavros se trae a su familia a su lado.
El director Elia Kazan nos presenta a América como un mito y casi como un personaje más de la película. El personaje de Stavros idealiza los Estados Unidos como la panacea para exorcizar todos los demonios: la opresión de trabajos inhumanos, el pobre entorno que lo envuelve, el tradicionalismo más arraigado… Finalmente más que con un paraíso terrenal se encuentra con un mar de contradicciones.
“La gente piensa de una manera cuando es pobre y de otra cuando tiene dinero”.



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